jueves, 23 de abril de 2015

Nunca solo 07

-          Qué tal? Como estas? – Dice Leonardo, quien se siente inquieto, emocionado, hasta algo nervioso, a pesar de estar conversándole solo desde el móvil.
-          Normal – Responde, algo fría, talves seca y un tanto cortante, se podía entender, estaba harta de tantos chicos que ni la conocían y le hablaban desde el móvil.
-          Como normal? Todo está bien? – Dice Leonardo, mostrándose preocupado.
-          Si normal – Responde ahora.
Leonardo queda en invitarla al siguiente a un ensayo de la banda, para su suerte, Ale también es una amante apasionada del rock, primer factor en común, buenas noticias para él, compartían el gusto música.
Después de conversar a lo largo del día, Leonardo y Ale quedan en conversar mejor en la mañana en el recreo del día siguiente, para quedar bien sobre donde se encontrarían en la tarde para el ensayo de la banda, hoy no era un día cualquiera, era 14 de Febrero, era El Día del Amor, Día de San Valentín, Día de los Enamorados, y llegó el día, suerte Leo.
Viernes, 14 de Febrero, eran pasadas las 6:00 a.m. y Leonardo sale de la cama de un salto, emocionado, pero nervioso y sintiendo subir la adrenalina por todo el cuerpo, luego de un baño y una tocada de guitarra en su habitación para calmar los nervios y la tensión, se pone lo de siempre, el tipico Leonardo que todos conocen, Rocker, unas zapatillas negras, pantalón negro pegado, el cerquillo, cabello aplastado, y un polo negro, y a esperar la campana del recreo, para hablar con Ale, quien para Leonardo, aún era Lucía, en la red social solo aparecía el primer nombre, y entonces así la llamaba en sus pensamientos, también acostumbraba a mencionarla con el nombre de ¨Arrancacorazones¨, como se llamaba la canción que Leonardo escuchó en la mañana del día en que conoció a su amada, Alexandra.
¡14 de febrero caray! – Grita Leonardo en su habitación, listo para ir a la escuela, recostado en su cama, algo nervioso – ¿Estará bien lo que me he puesto? O mejor ¿me cambio? – piensa Leonardo en su habitación, y termina por hacerlo, ahora trae puesto, un short veraniego negro, un polo azul, y una zapatillas negras, se le veía distinto, pero trató de no parecer tan extraño, o distinto a los demás y que esto no pudiera asustar y alejar de alguna manera a su bonita, Alexandra – Listo, ya está, mejor así, pucha, ¡14 de febrero caray!, hoy por fin hablaré contigo, si supieras cuanto te amo – dice para sí, con los ojos cerrados - Hoy en el ensayo tiene que serlo todo, y dejar todo listo para que mañana en la tocada en la playa sea el mejor día de todos, ay Dios mío, solo te pido que todo salga bien, prometo ya no hacer estupideces, pero ayúdame ahora que te necesito caray, bueno, se hace tarde, me voy, lo dejo en tus manos señor, Dios mío – Con ese pensamiento mirando el cuadro con la imagen santa que tiene en su habitación, es un cuadro, con una imagen de la Virgen de Guadalupe, se encuentra colgada en una pared, abandonó su cuarto y así mismo la casa, mucha suerte hoy Leo.
-          Ya solo faltan 10 minutos para el recreo, Rocker – Dice Pool, con una sonrisa malévola sabiendo que pone más nervioso aún al pobre Leonardo, y José se ríe al observar la expresión inmediata en el rostro de Leonardo en reacción a lo que dijo Pool.
-          Cállate pinche perro, que no ves que me pones más nervioso caray – Dice Leonardo, que empieza a sudar frío, nervioso, muy nervioso, cuando entonces suena la campana, y Leonardo se tapa el rostro con las manos y se recuesta en la carpeta.
-          ¡Éxitos Gunner, vamos con yodo cholo! – Dice José y le pone una mano en el hombro.
-          Claro pues – Dice Pool, que también le pone una mano en el hombro.
-          Ahí voy Lucía, por tí, te amo bonita – Dice para sí, Leonardo, enamorado hasta los huesos.
Ahora empiezan a buscarla con la mirada, dando vueltas por los cuatro pisos de la escuela, ya que en el 4to piso donde quedaron en verse, aún ella no estaba, Leonardo se encontraba ya algo preocupado, pues ya han transcurrido 10 minutos desde que el tiempo de recreo se inició, y no la veían por ahí, entonces Leonardo, presuroso, fue a buscarla por los otros pisos, sentía una fuerte intriga y un gran sentimiento de entristecimiento al pensar que talves había faltado a clases por alguna razón, o talves se metió a algún tocador de chicas para evitarlo, ya faltaban cuestión de 5 minutos para que el recreo finalice, luego de haber buscado en cada piso, por cada patio, cada salón, cada pasillo, llega a el patio 

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