jueves, 23 de abril de 2015

Jamas 14

-          merecemos que nos hagas esto, has lo mismo de siempre, solo búscala un ratito y listo, ya está, solo vas te acercas, saludas, un intercambio de palabras dulces, típico, y la invitas a tomar algo, ella aceptará encantada, porque tú serás quien se lo invite, y por su puesto aceptará rapidísimo, total eres Rocker, y a nosotros nadie nos dice que no, no te compliques con noviazgos estúpidos, recuerda cuantas veces nos burlamos de Valentín, era uno de los nuestros desde muy pequeño, y mira con lo que nos salió hace solo un tiempito, empezando el verano, que le paso su supuesto ¨enamoramiento¨, recuerda como nos burlábamos, vamos Leo, él nos falló, recuerda que Valentín nos falló, no me falles ahora tu a mí, no me dejes solo, si tú te vas, esto se acaba, o es que vas a cambiar las mil noches que nos quedan por vivir gracias a lo que logramos cada día con la banda, por un estúpido enamoramiento, no me decepciones, no me defraudes Leonardo, no cambies mil chicas de todos los tamaños, colores, edades, y gustos, por una tipa – Dijo Marcos, enérgico.
-          ¿Por una tipa?, Tu, ¿Acabas de llamarla ¨una tipa¨? – Dijo Leonardo haciendo un puño con la mano, poniéndolo muy tenso ahora, conteniendo las ganas de golpearle la cara a su mejor amigo, con mucho esfuerzo – ¿sabes qué? Es ahora cuando abro los ojos, ya veo que es más importante para tí, sabía que no sería fácil que aceptes lo que pasó, pero jamás pensé sentir asco al escucharte hablar, y pensar que hasta hace poco, yo era la misma clase de basura humana que tú, y ¿sabes qué más?, si porque llegó el amor a mi vida, tus bonos y tu popularidad empiezan a bajar, me importa una mierda, tú y tu maldita vida de prostituta pueden irse a donde mejor te parezca – Dijo Leonardo, quien bajó rápidamente del bus – Mierda, esto no pudo haber salido peor - pensaba Leonardo, quien caminaba sin rumbo por la arena, quería estar solo.
-          Vamos a ver cuánto te dura, Rocker – susurró Marcos, para sí, mientras bajaba del bus.
Y de repente, así de pronto, cuando pisaron la arena, ya eran pasadas las 10 de la mañana, habían llegado, ya estaban allí, miles y miles de chicos, parecía una ciudad poblada solo de chicos de entre 14 y 20 años, Leonardo se alejó lo más que pudo del lugar, se encontraba con una vista maravillosa, una vista al mar preciosa, una vista del paisaje, todo lucía realmente hermoso, el paisaje era verdaderamente una delicia a la vista, Leonardo no quería hablar con nadie, en verdad sintió y mucho esa discusión con Marcos, su mejor amigo, le dolió.
Después de caminar y caminar sin rumbo por la playa, Leo estaba sentado sobre una parte rocosa, totalmente desolado, donde unos metros más adelante encontrabas arena, y un mar precioso, de un color entre celeste verdoso que alagaba la vista de cualquiera que lo viese, y el cielo, aún no tan imponente, pero era cuestión de horas para que se pose en todo su esplendor, con un sol radiante, hecho a la medida, hoy sí que iluminaba, brillaba como pocas veces, Leonardo tenía colocados los audífonos a todo volumen, conectados al celular, su mente estaba en blanco, mientras escuchaba alguna canción del último álbum de la banda Linkin Park, se dispone a sacar el celular para buscar su álbum favorito, al meter su mano en el interior del bolsillo derecho de su apretado pantalón negro, logra sacar el móvil, al hacerlo cae el anillo de manera involuntaria, lo busca con la mirada, y lo encontró rápidamente, lo pudo ver en la arena, a sus pies, se agachó a recogerlo, lo colocó en la palma de su mano, puso el anillo frente a sus ojos acercándolo a su rostro – Brillas más que nunca, y vas a brillar mucho más, lucirás resplandeciente, brillarás mucho más cuando estés con tu dueña, a ella le quedará mucho mejor que a mí, vas a estar con ella, siempre a su lado, cada vez que por alguna razón se ponga triste, serás para ella como si fuera yo en ocasiones, a través tuyo le estoy regalando mi alma, y el tesoro más preciado que me dejó el abuelo, quien también vive dentro de ti, me duele separarme de ti, eres como la representación viva del abuelo, pero esta fue su última voluntad, y hoy con 16 años, estoy seguro, que ya la encontré, es ella, no me importa que pueda llegar a pasar, yo siempre daré todo de mí, encontré el amor y no pienso dejarlo ir – Finaliza Leo, puesto de pie, besándose el puño, que contenía el anillo, sonriendo con una lágrima en la mejilla – Te amo arrancacorazones.
Leonardo estaba, sentada sobre estas pequeñas rocas, muy incómodo, ya que llevaba una mochila cargada de ropa y botellas de agua en la espalda, también llevaba, en una mano, a su queridísima guitarra, ¨la colorada¨, estaba dentro de su estuche y la había dejado posada sobre las rocas, junto a él, 

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