justo a su lado derecho – pucha, y ahora, donde dejo mis cosas, donde se supone que dejaré todo esto caray – Pensaba Leonardo – ah bueno – Se puso de pie y alzó la mirada para ver qué tan lejos de todos los demás se encontraba, llevando su mano derecha justo encima de la vista, para que los rayos solares no le impidan ver bien, cuando entonces se da cuenta que tendrá que caminar varios minutos para entrar al ambiente donde estaban todos, lo primero que pudo divisar desde allí Leonardo fueron unas sombrillas de múltiples colores, se podían apreciar sombrillas de todos los colores, con chicos debajo de esta, recostado encima de alguna especie de manto, o simplemente una toalla, luego se podía ver detrás de esto, que habían marcado de alguna manera unas cuantas canchas de futbol, practicando el famoso futbol playa, estaban los chicos de la academia y de la escuela jugando una especie de torneo o campeonato, y luego se podía ver aún más atrás chicos y chicas caminando, conversando y disfrutando de su estadía, pudo ver ahora, una especie de bar, no tan lejos de ahí, estaban algunos maestros allí tomando aire y pasándola bien, al lado se puede ver como un pequeño coliseo cerrado, se trataba de una gran piscina y Leo no lo sabía aún, se podía ver también a algunos chicos nadar en este hermoso mar de aguas celeste verdoso, chicos que seguro no pudieron esperar ni un segundo más para zambullirse aquí, es entonces ahora cuando Leo parece ver de forma borrosa a dos jóvenes a la orilla del mar, alcanzó a distinguir algunos colores y solo podía ver sus siluetas, veía a un chico con un polo de tonalidad oscura, una especie de color negro, tenía ambas manos en los bolsillos, estaba una chica enfrente de él, ella tenía sujetado el cabello, llevaba una especie de cola o moño, tenía amarrado sus hermosos cabellos oscuros, tenía las manos puestas en la cintura, de pronto ve que él tipo retira las manos de los bolsillos y coge las manos de ella, parece acariciarlas con delicadeza, se ven fijamente, el chico es algo más alto que ella, cuando parecía asomarse el momento del apasionado beso, el chico pareció acercarse a su rostro solo para decirle algo al oído, algo dulce talves, luego ella lo abrazó, el hizo lo mismo, parecían darse el primer abrazo como luego de una declaración de amor o algo así, luego se miraban, parecían sonreír, reírse de algo que le dijo uno al otro, se abrazan ahora con más fuerza, y él besaba la cabeza de su princesa, parecían quererse mucho, pero, si Leonardo estuvo aquí hace tanto, ¿cómo es que no los vio?, talves estaba alucinando, Leonardo se refregaba los ojos, y al volver la mirada allí, ya no estaban, volvía a sobarse los ojos, y los veía allí otra vez, y de pronto Leonardo no piensa en que se puede tratar de una alucinación, pensaba que tenía algo en el ojo, por acción del viento talves, cuando entonces Leonardo decide avanzar en dirección hacia la pareja, decide avanzar y caminar hacia ellos, cuando está a punto de dar el primero paso hacia adelante, escucha a lo lejos una voz.
- ¡Rocker! – Alguien gritó, era Marcos, quien corrió hacia Leonardo.
- Ahora que quieres buey – susurró Leonardo, para sí, cuando entonces volvió la mirada hacia la pareja, de pronto ya no estaban, desaparecieron de nuevo, Leonardo se molestó al ya no verlos.
- Por fin, aquí estas - dijo Marcos con una voz que se escuchaba apenas, cansado - te estuve buscando por todos lados y mira … te vengo a encontrar por aquí… que haces acá, estas como a 10 minutos de donde está toda la gente, ven, vamos, quiero conversar contigo Rocker.
- Lárgate, ¿quieres?, quiero estar solo, necesito estar solo ahora.
- Venga Leo, somos hermanos, hablemos.
- No me jodas, vete por favor, vete.
- Sin responder absolutamente nada, Marcos se dio media vuelta y empezó a caminar por el mismo lugar por donde llegó.
Leonardo observaba a Marcos irse, ahora voltea y se agacha a recoger la guitarra dentro del estuche, llevándola del asa con el brazo derecho, y poniéndose la mochila a la espalda en el hombro izquierdo, cuando vuelve la mirada hacia el mar, ve una pareja, parece no ser la misma, o talves sí, pero era extraño, el tipo tenía ahora un polo color rojo y sin mangas, un pantalón muy apretado del mismo color, y la chica llevaba el cabello suelto ahora, y parecía estar vestida de negro, Leonardo empezó a creer que se trataba de otra pareja, no se podía apreciar bien, y no quería arruinarle el momento a la pareja acercándose, todo era tan confuso, se les veía mucho más sueltos de huesos al tocarse, jugar, correr, abrazarse, de pronto el corre a un lado y abre los brazos como gritando algo a los cuatro vientos, pero no se oye nada, ni siquiera el sonido de un eco, nada, y ella parecía llevar sus manos al rostro, enternecida con las cosas que hacia el tipo seguramente, ella corrió hacia él, lo abrazó, el hizo lo mismo,
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