- A mí que me ves, yo nosé él, pero yo vine para buscar a la pollita, Sofía, se supone que vienen juntas, ¿no es así? – dijo Marcos
- A la pollita – se echó a reír Alejandro
- No losé, pero… supongo que si – respondió Leonardo
- ¿Así?, y ¿quién es?, ¿es una nueva víctima del señor ¨My life is lone sex¨? – se burló Alejandro
- Leonardo se echó a reír
- Oye, oye, oye, cálmate, solo quiero conocerla, eso es todo – dijo Marcos, conteniendo la risa
- Uy si, uy si, solo quieres conocerla, claro, y también eres virgen entonces ¿verdad? – seguía Alejandro
- Ya no seas tan mentiroso tampoco, no te pases – dijo entre carcajadas Marcos
- Oigan chicos, gracias por estar aquí, pero los dejo, debo ir a buscarla – dijo Leonardo
- ¿A quién? – preguntó Marcos
- Como a quien Marcos, a Lucía, a quien más bro – respondió Leo
- Rocker, Lucía… está detrás de ti – dijo Alejandro
- No es cierto… no inventes, estás jugando – dijo Leonardo, nervioso, sentía que el pulso se iba acelerando lentamente dentro de él
- Pues, solo date vuelta, y vela tú mismo, allí está loco – dijo Marcos
Leonardo se dio vuelta, y la vio de espaldas a él, junto a dos amigas más, volteó y vio a Leonardo, se miraron, él se acercó a ella, y ella se acercó a él, la química entre ambos se podía sentir
- Hola – dijo Leonardo, algo nervioso, con el corazón latiendo a mil, viéndola a los ojos
- Hola – dijo Alexandra, lo veía fijamente a los ojos, sonrió, y desvió la mirada hacia el suelo
- Leonardo le alzó la mirada hacia sus ojos, tomándole el mentón, se vieron fijamente, estaban a muy pocos centímetros uno del otro - nunca antes habían estado tan cerca sus labios de los míos – pensaba Leonardo – te gustaría ir a caminar un momento – le dijo sin dejar de verla a los ojos
- Claro – respondió presurosa Alexandra – vamos – dijo con cierto miedo y emoción a la vez, era extraño sentir que no podía evitar decirle que si a esta propuesta – porque demonios acepté si yo no quiero que pase nada, se supone que no debería sentir nada de esto, es solo un chico lindo y nada más – decía en su mente Alexandra, sin saber que una larga caminata por la orilla de esta mar la espera… en lo que se convertiría en el mejor día de su vida, y es que a veces es tan difícil amar cuando apenas tienes 16 años.
Comenzaron a caminar a la orilla del precioso mar de la playa, alejándose cada vez más y más de la multitud, quedando totalmente desolados, alejados de toda esa muchedumbre llena de energía, sentían cada vez menos ruido y comenzaban a gozar poco a poco del placer del silencio que no habían podido sentir durante todo el día, disfrutaban también de aquel sonido suave y sutil del reventar de las olas, de la brisa del mar, y del hermoso paisaje…
- Leonardo caminaba despacio viendo al hacia el frente, con ambas manos en los bolsillos, una necesidad de hacerla saber su sentir y un inmaduro impulso de abrazarla y besarla - ¿Qué tal estuvo el show para ti? – le preguntó Leonardo, viéndola
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